Algunos pacientes, tras muchos años de uso de las prótesis convencionales de «quita y pon», sufren unas reabsorciones óseas maxilares tan severas que hacen que resulte casi imposible tolerar dichas prótesis, incluso con el uso de adhesivos.
Las consecuencias estéticas y funcionales pueden ser dramáticas y alterar gravemente la vida social y laboral de la persona.